EL
LIBERALISMO POLÍTICO
El liberalismo es un
movimiento de amplia proyección económica, política y filosófica que defendía
(hoy lo sigue haciendo) como idea esencial el desarrollo de la libertad
personal individual como forma de conseguir el progreso de la sociedad. Una
parte de sus ideólogos propugnaron la aplicación de esos principios de forma
gradual, en tanto que otros más radicales utilizaron la vía revolucionaria para
impulsarlos. En cualquier caso la clase social que dio aliento al liberalismo
fue la burguesía. El liberalismo se desarrolló paralelamente a otro gran
fenómeno del siglo XIX: la Revolución Industrial.
Sus
rasgos estrictamente políticos son:
- · La defensa de las libertades y los derechos individuales de pensamiento, conciencia y asociación.
- · La igualdad jurídica de todos los ciudadanos ante la ley.
- · La soberanía nacional por la cual el poder reside en el pueblo y no en el monarca, tal y como el legitimismo de la Restauración sostenía.
- · La división de poderes teorizada por Montesquieu.
- · El control de la gestión pública a través de la publicidad y la libertad de prensa y opinión.
- · La ordenación del régimen político mediante una Ley Fundamental o Constitución que estuviese por encima del rey y encarnase la soberanía nacional.
El
liberalismo significó:
Un profundo cambio
social que garantizó el poder de la burguesía y la instauración de un orden
clasista basado en la riqueza y no en los privilegios. Ese dominio se sustentó
inicialmente en el ejercicio del sufragio censitario, pero éste quedó superado
a raíz de las revoluciones de 1848 y fue sustituido por otro más amplio, de
carácter universal.
La plasmación práctica
de esta ideología se consiguió tras las sucesivas oleadas revolucionarias que
jalonaron la primera mitad del siglo XIX: 1820, 1830 y 1848.
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